jueves, 17 de febrero de 2011

ANTIGUOS SANTUARIOS ASTRONÓMICOS EN LA ISLA DE LANZAROTE

 Por:   Agustín Demetrio Pallarés Lasso 

           Antonio Romero Mora

 Marcador lunisolar tallado en la roca del borde de un volcán de la Isla de Lanzarote(I.Canarias)

por sus antiguos habitantes.

Desde el punto de observación se podía ver salir el sol por el ventanal en el solsticio de invierno.

Al final de la línea inclinada de la derecha salía la luna llena en su parada mayor durante el solsticio de verano.

Al final de la línea inclinada de la izquierda salía la luna llena, 9,3 años después, en su parada menor durante el solsticio de verano.

Hoy en día, los distintos azimuts correspondientes a las efemérides astronómicas aquí mencionadas, varían ligeramente en este marcador luni-solar con respecto a los azimuts que existían en la antigüedad de esas mismas fechas, cuando se construyó este marcador astronómico de posición del sol y la luna. En un trabajo que se publicará próximamente se explicará el motivo.

Si se hace un clic en la foto, ésta se ve aumentada, y se podrá apreciar la luna junto a la cabeza de la figura humana.

 


 

El acostumbrado y sencillo acto de observar un almanaque o calendario para saber el día de la semana, el día del mes en que estamos, la estación climatológica que transcurre, o cuando será una fiesta determinada, puede llevarnos al error de infravalorar la verdadera dimensión de tal invento. La función principal de todo calendario es la de medir y estructurar el tiempo y, para conseguir esto, las diferentes antiguas culturas elaboraban sus calendarios en base a tradiciones ancestrales y observaciones de los movimientos aparentes y cíclicos que los astros realizan al surcar la bóveda celeste, observaciones que sin duda les indujeron a adquirir importantes conocimientos astronómicos.
 

Que en las Islas Canarias de la preconquista sus habitantes contaban con algún tipo de calendario lo atestiguan diferentes cronista de su conquista como Sedeño y Gómez Escudero, o posteriormente, durante el S. XVII, Abreu Galindo o Marín y Cubas. En dichos testimonios históricos se mencionan efemérides astronómicas conocidas por aquellas culturas como los equinoccios y los solsticios; además de mencionar secuencias tan definitorias para ciertos cálculos cíclicos de la luna como sus plenilunios próximos a algunos solsticios. Así mismo, estas fuentes nos relatan celebraciones de fiestas y rituales por aquellas poblaciones, posiblemente determinadas por un calendario religioso-astronómico. Y es después de un largo periodo de observaciones e investigaciones según métodos arqueoastronómicos, que relacionan la arqueología con la astronomía, cuando se nos empieza a desvelar el significado de algunos de aquellos lugares que servían a la vez como observatorios, en los que tomaban referencias para elaborar su calendario astronómico, y como auténticos santuarios donde escenificaban los rituales de su cosmogonía religiosa. Ya en algunas de las Islas Canarias se habían encontrado lugares con evidencias de estos conocimientos entre las culturas de la antigüedad; ahora en Lanzarote, donde habitaban aquellos “majos” que Gómez de Escudero decía eran adoradores del Sol y de la Luna, y que ritualizaban el encuentro del espíritu de sus antepasados con estos astros, hemos descubierto sorprendentes evidencias que no solamente corroboran aquellas, sino que demuestran con exactitud otros conocimientos hasta ahora no atribuidos a los antiguos habitantes de Canarias, y que sin duda engrandecen a estos arcaicos pueblos, cuya avanzada ciencia se nos revela en las importantes obras realizadas en estos lugares, legado que el tiempo ha querido respetar para la posteridad.
 

Estos yacimientos con connotaciones astronómicas, inéditos en la arqueología isleña, se ubican en determinados cráteres de algunos viejos volcanes de Lanzarote que mencionamos más adelante, aunque sospechamos que no son exclusivos, pues hemos podido percibir fehacientemente que existen evidencias semejantes en otros sitios de la isla.

 La forma circular de los cráteres permite tener un horizonrte abrupto en 360º, y es posible marcar con precisión el punto donde el observador localiza los fenómenos astronómicos en todas direcciones, o sea, ofrecen una cosmovisión bastante completa. Para este fin, aparte de su carácter ritual, sirvieron algunos volcanes de la Isla de Lanzarote: “Guenia”, en el municipio de Teguise, “Caldera Quemada”, en el de Tinajo, y “Caldera Quemada de Órzola” en Haría. Éstos presentan una serie de modificaciones artificiales, como ventanas o portillos en sus bordes, o puntos destacados por rebajes adyacentes, y, en ocasiones, otras modificaciones como levantamiento de terrazas para conseguir determinados niveles donde situar un observador o donde se produce el recorrido de la sombra que proyecta una cierta referencia que actúa como gnomon, etc.; asimismo, se encuentran, tanto en el interior como en el entorno, diferentes marcas que suelen ser desde curiosas construcciones, cuevas excavadas o hipogeos, hasta simples círculos de piedras de menos de un metro de diámetro o grupos de rocas, en ocasiones de considerables tamaños, que aparentemente están en el lugar de forma natural pero una observación más detenida denota una procedencia de otros entornos, (siempre se aprecia la intervención humana). Hemos podido comprobar que las alineaciones que forman entre si las diversas marcas y modificaciones guardan abundantes y sorprendentes relaciones con efemérides y fenómenos astronómicos, lo que nos demuestra que, sin descartar que tuvieran otras funciones o significados para las culturas que realizaron semejantes obras, fueron sin duda utilizados como observatorios, por cierto, algo parecido a lo que sucede con los antiguos cromlechs como el de Stonehenge en Inglaterra, con los que se observan algunas concordancias, como sus formas circulares y sus orientaciones astronómicas, que podrían albergar un origen común quizás más ancestral.

Interior de uno de los cráteres de Lanzarote donde son evidentes sus connotaciones en astronomía sagrada.

Están representadas las constelaciones de "Piscis" y "Leo", en una época en donde el punto solsticial de invierno estaba situado en "Piscis", y el punto solsticial de verano en "Leo"

 

 

 Se pueden apreciar las figuras del "PEZ" y el "LEÖN" realizadas de distinta manufactura en el interior del cráter.

A- punto de observación desde el que se puede ver en el ventanal del borde del cráter salir el sol el día del solsticio de invierno

B- Figura del león practicada de diferentes formas en la ladera interior(probablemente representa la constelación de "LEO", en donde en la fecha que se quiere indicar estaba el punto solsticial de verano)

C- Figura del pez, con el aparente cordón umbilical unido al altar, que a la vez es el punto solsticial de invierno en "PISCIS",(constelación contrapuesta a la de "LEO", 180º en la eclíptica) y punto de observación para ver salir el sol en esa efemérides astronómica de invierno, a través del ventanal del borde del cráter

Es evidente que todas estas apreciasiones son todavía meras hipótesis aparentemente un tanto atrevidas. De nuevo, en un próximo trabajo de investigación, se expondrán lo mas adecuadamente posible los distintos razonamientos y evidencias científicas que puedan corroborar estas tesis.
 

 

Cuando afirmamos que las modificaciones y marcas en los cráteres aludidos están alineadas astronómicamente no nos estamos refiriendo sólo a efemérides o fenómenos que son fácilmente observables, como pueden ser los solsticios de invierno y verano, cuando el Sol, en su desplazamiento diario sobre el horizonte, alcanza los puntos extremos de su recorrido iniciando el desplazamiento en sentido contrario, también hablamos de alineaciones equinocciales de gran precisión, fenómeno cuyo conocimiento se atribuye a las más avanzadas culturas; y si esto puede resultarnos algo exagerado en el contexto de lo que sabemos acerca de los antiguos canarios, es más insólito constatar el admirable conocimiento que poseían del ciclo de 18,6 años que completa la Luna desde una de sus paradas mayores hasta la siguiente, ciclo que tiene relación con la separación de la órbita lunar respecto de la eclíptica. En efecto, existen diversas indicaciones que señalan los puntos donde se producen estas paradas lunares, tanto la mayor como la menor, respecto del observador; esto significaría que conocían el ciclo Metónico, y que probablemente eran capaces de predecir eclipses, todo lo cual viene a revelarnos lo extraordinariamente versados que eran en materia astronómica los que diseñaron estos auténticos santuarios.
 

En nuestro intento de desentrañar lo que significaron estos lugares advertimos que la ingente cantidad de manifestaciones de lo que fue ese importante conocimiento en la antigüedad requiere más detallados estudios.
 

Los dos últimos años de observaciones in situ, investigaciones documentales y dedicación a incrementar nuestros conocimientos de la ciencia astronómica, de la que no somos expertos, nos hacen percibir que existe un camino apasionante de investigación que se ensancha en la medida que se recorre, y que requiere el concurso de especialistas y entidades, y como no, de cualquierea que se aficione por estos temas que proponemos. 

Que puedan aportar otros conocimientos y medios, de los que no disponemos, para avanzar un poco más en la reconstrucción de lo que fue el pasado del pueblo canario, que en ciertas facetas presenta considerables lagunas sobre todo cuando descubrimientos de esta naturaleza abren nuevas y sugerentes vias de interpretación de lo que creemos fue una destacada cultura que se desarrolló en estas maravillosas islas cantadas en todos los tiempos.
 

Por último, es obvia la necesidad de solicitar a los responsables de la materia las medidas consecuentes de conservación, estudio y difusión para conocimiento público de lo que contienen estos lugares, y de ese modo posiblemente haremos más justicia a la memoria de los antepasados.

Autores:

Agustín Demetrio Pallarés Lasso
Antonio romero Mora.
arqueomega@latinmail.com
http://sinsikava.blogspot.com

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